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lunes, 28 de octubre de 2013

LA COLUMNA DE TONI LASTRA (CAP. XXXVII): LOS MEJORES CONSEJOS QUE OÍ Y LEÍ CUANDO CORRÍA MARATONES


Cuando competía en maratones, deseché los ofrecimientos que me hicieron corredores cualificados o preparadores para entrenarme, no por soberbia o creer que no los necesitaba, simplemente porque sabía lo difícil que era para mí someterme a una disciplina ajena y preferí siempre aprender escuchando sin compromiso y leer las biografías de grandes corredores o entrenadores. Estaba en tal estado receptivo que solía anotarme en un cuadernillo lo que observaba y oía en tertulias y conferencias; después reflexionaba si era de interés para mí, pues consideraba que lo que podía ser de gran utilidad para otros no tenía por que ser necesario para mí. Yo acababa de llegar y corría el peligro de caer en manos de quienes ejercían de asesores técnicos tan solo porque lo decían ellos, sin que nadie les preguntara, y no hay nada más triste que equivocarse con los errores ajenos. Sabía perfectamente equivocarme solo.

En poco tiempo reuní una modesta biblioteca de grandes escritores y revistas especializadas en el correr y varios cuadernos de anotaciones donde anoté datos de interés. Incluso mandaba traducir artículos de revistas extranjeras. Me había hecho un buen acopio de ellas, de tal modo que llegué a la conclusión equivocada de que tenía respuestas a todas mis preguntas, pues, como dijo Blaise Pascal, “ya se han escrito todas las buenas máximas. Solo falta ponerlas en práctica”. En un examen habría sacado buenas notas en teórica del maratón: sabía lo que tenía que hacer, pero no cómo hacerlo.
Había adquirido cierta cultura sobre la carrera de maratón y el fenómeno socio deportivo del aerobismo y aquellos libros, las revistas y los cuadernos ocupaban parte de las estanterías de mi biblioteca. Poseía varios libros de los grandes gurús del aerobismo en Estados Unidos. Hubo muchos factores que contribuyeron al crecimiento en la actividad del correr, pero ninguno tuvo tanta influencia como la obra del doctor Kennet Cooper, autor de los libros Aerobics, New Aerobics y Aerobics for Woman. A el se unían George Sheenan, Joe Henderson, David Costill, T.D. Noakes, Arthur Lydiard o Bill Boverman. Los buenos tiempos comenzaron a finales de los sesenta; a España llegaron un decenio después. La revista Runner’s World, que fue la que anunció el fenómeno socio deportivo del aerobismo, a España llegaba casi por encargo y editada en inglés.
Fue mi buen amigo Frankie Caballero de Luján el que me dio a conocer a todos esos preclaros personajes, pues me pasaba, una vez las había leído, los números de Runner’s World con traducciones al castellano de artículos que consideraba Interesantes, lo que elevó mis conocimientos sobre el apasionante mundo de las carreras.
Pero yo no estaba tan interesado en ello como en convertirme en el mejor corredor posible a mi tardía edad. La casualidad estaba dispuesta a serme propicia; una cosa es predicar y otra dar trigo. Iba a conocer a una persona decisivo en mi vida de corredor.
ANTONIO POSTIGO

Había ido a Madrid a la Feria del Deporte en compañía de Alfredo Ibarra para conseguir patrocinadores para nuestro maratón y allí conocí a Antonio Postigo, un prestigioso entrenador de atletismo, que intuyó que el recién llegado movimiento del aerobismo en España iba a tener una trascendencia inmensa en el mundo de las carreras populares, lejos de la creencia generalizada del atletismo tradicional, que lo tildaba de moda pasajera. Le enseñé el plan de preparación que yo mismo me había trazado. Antonio sonrió benévolamente y me dijo: “Corre un diez mil a tope en una pista de atletismo, te anotas el tiempo y te prepararé un plan, si te parece bien”. A los tres días tenía en su casa el tiempo solicitado. Aquello fue el comienzo de una gran amistad que aún perdura y que se verá aumentada por la decisión de Antonio de trasladarse a vivir al Camp de Túria, donde tenemos previsto escribir conjuntamente un libro y otros proyectos. No creo necesario resaltar que Correcaminos preparó sus maratones durante años con los programas de Antonio, al que siempre consideré mi maestro.
Pero vuelvo al título de esta columna.

ALGUNAS NORMAS PARA ACOMETER UN MARATÓN CON LA PRETENSIÓN DE HACER MARCA

1. La hora de correr es inviolable, como comer, trabajar o dormir.
2. Tener que entrenarse solo no será motivo para suspender la carrera diaria.
3. Nunca se ha suspendido un maratón por causa de un meteoro adverso: lluvia, nevada o granizo.
4. No aceptes ofrecimientos para acompañarte el día de la prueba. El reloj debe ser tu único compañero fiable. La mejor denominación que se ha dado del maratón es que es una carrera que se corre en solitario en medio de una multitud.
5. Llega a la salida con tiempo sobrado, pero busca un lugar apartado para hacer tus estiramientos. Huye de los hipocondríacos y de los asesores, que lo son solo porque lo dicen ellos. No hay peor castigo que equivocarse con las ideas ajenas.
6. Evacuación matutina y desayuno ligero. Recuerda que la comida y la cena del día anterior son las más importantes para cargar tus músculos de glucógeno.
7. No es cierto que el sexo antes del maratón perjudique la carrera. Lo que sí lo hace es andar toda la noche en su busca.
8. Recuerda que el maratón es como una cuenta corriente de libre disposición que debe tener saldo hasta el kilómetro 42’195.
9. Cuando lleguen los malos momentos, aíslate, como si estuvieras solo y canta o recita en silencio mientras corres el poema que más te haya emocionado en tu vida.
10. No preguntes a ningún corredor cómo se encuentra ni el tiempo que piensa hacer o si está en forma. Te contestarán que no están bien para justificar su mala marca. Cuando te lo pregunten, di que estás fenomenal: los dejarás confusos y dejarán de darte la vara.
11. Si durante la prueba te encuentras realmente mal, sé prudente y abandona. Los maratones no se acaban ese día.
12. Sobre las comidas y dietas especiales, decía el doctor Sheehan: come lo que siempre te ha sentado bien y desecha lo que te haya sentado mal. No experimentes ese día con comida ni bebidas energéticas.
13. Si en la carrera divisas a un corredor de tu categoría al que siempre has deseado ganar, síguelo a una distancia prudente, evitando que se dé cuenta. Deja que madure la pájara que lleva dentro y entonces rebásalo en silencio sin dar muestra de verlo.
14. No hagas un metro de más, sigue la regla geométrica de que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos. No traces curvas y procura seguir la línea azul.
15. No alardees de una gran marca cuando la consigas, porque, como en el oeste, siempre habrá otro más rápido.

Perdónenme que por una vez haya ejercido de consejero (consejos vendó que para mí no tengo).Nada más lejos de mi intención. Muchos de estos consejos provienen de los más modestos corredores. Tengo casi una cincuentena más e incluso un corredor me contó una forma de hacer una pirula sin ser visto y, aunque no lo hizo, me rogó que no diera su nombre ni explicara la trampa, algo que cumpliré a buen seguro.
Pero bueno es conocer lo que hacen esos tramposos, porque, igual que existe el crimen perfecto, existe la pirula perfecta.

Que pasen buen día.

TONI LASTRA

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