Aunque les cueste creerlo, hay corredores, no de los de categoría mundial, olímpicos o de élite, sino de los nuestros, los populares, recreacionales o como se nos quiera llamar, que, llevados por su fervor en pos de la consecución de sus marcas, en maratón o carreras menores, llegan en salvaguarda de sus energías, a la adicción de una de las peores drogas: la castidad. Créanme, es increíble, pero cierto: y además, se la auto imponen, pues no creo que el sexo esté en la lista de los productos prohibidos.
Ustedes se preguntarán que tiene que ver este meteoro, tan común en nuestras costas con el sexo, pero todo tiene su razón y su por que. Sucedió que fuimos varias parejas a Ibiza, a correr su entonces montañoso y duro maratón (San Antonio, San José, Ibiza) Teníamos que salir un viernes en la noche de Denia a Ibiza. Un fuerte temporal de Levante obligó al Comandante del Puerto a prohibir la salida del ferry, informándonos la Comandancia de las pocas posibilidades que se hiciera la travesía ese fin de semana. No obstante, decidimos quedarnos en Denia esa noche, confiando en que amainara la borrasca y se pudiera zarpar a lamañana siguiente. Desmotivado y convencido de no poder participar en la carrera, decidí aquella noche, con la benevolente complacencia de mi pareja, darle más importancia al juego del amor que al del correr.
A la mañana siguiente, un mar en calma y una mañana azul y limpia de nubes nos embarcó rumbo a Ibiza. Comencé la carrera con los más sombríos presentimientos, pero a los pocos kilómetros, los deseché de inmediato. ¡Qué carrera la de aquella mañana! Nunca hasta entonces había competido mejor ni tan rápido, suelto y resistente. Fui subcampeón en mi categoría y conseguí una de mismejores marcas en la distancia. Desde entonces el “método Denía” lo utilizo invariablemente en mis planes de entrenamiento y sobre todo en la semana de la prueba y con muchos mejores resultados que las series, los fartleks o los cambios de ritmo; y es que como dice el adagio latino: “Amor vincit omnia”
No obstante sería conveniente tener en cuenta, en no confundir el sexo, con la juerga o pasarse la noche buscándolo. El doctor Casey Stengel sentencia:
No es el sexo lo que derrumba a los muchachos, es pasarse toda la noche buscándolo. No creo necesario tener que decir cuanta razón tiene el Doctor Stengel.
Toni Lastra
ResponderEliminarChema Identityessence
Alucino
per aiço no vaig cara l'aire!
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