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martes, 23 de julio de 2013

LA COLUMNA DE TONI LASTRA: "A MIS SOLEDADES VOY / A MIS SOLEDADES VENGO


La Columna de Toni Lastra
Cap. XXXII

"A MIS SOLEDADES VOY / A MIS SOLEDADES VENGO"


Ahora que mi vida ha cambiado radicalmente, ahora que he tomado la decisión irrevocable de continuar escribiendo, de vivir en soledad, y he podido comprobar como decía Thoreau: “Lo saludable que es estar solo la mayoría del tiempo”. Me encanta estar solo. “Nunca he encontrado una compañía que acompañe tanto como la soledad”. La comparto casi sin reservas. Yo que solía repetir -parece que fue ayer- que si alguien me abandonaba en una isla desierta, podría volver a la semana y me encontraría muerto de soledad.
Tenían razón mis familiares y amigos que me recomendaban regresar a Ítaca y dar por finalizado mi largo periplo al servicio de su Majestad el Maratón. Ahora desde la distancia observo, sin responsabilidades, que el mundo gira y gira igual y comprendo que mi aportación no era necesaria  a esa rotación. Y me imagino a jefes, jefecillos y curritos agobiados y sin descanso, lanzando paletadas a la caldera para que no pare, no ya movidos por un ideal, o porque el fin justifique los medios, sino por el incentivo del dinero, algo incompresible para mí si no se acompaña de algo más que justifique nuestra felicidad, ya que para comprar lo que necesita el alma no hace falta el dinero.
Me despierto y como -no a los horarios convencionales; lo hago a mi libre albedrío- ahora que redacto estas líneas son las cinco de la mañana. El equinoccio de otoño comenzó a menguar las luces celestiales y la oscuridad nos acompañará en los meses más tenebrosos del año. Es una delicia sacar a ventilar los pensamientos y orearlos en la tersa brisa otoñal y solitario y en silencio ir advirtiendo la sinfonía de ruidos con la obertura del gallo hiriendo la madrugada, y la del pífano del mirlo como contrapunto. Poco después llegan las voces de los alboreados corredores populares que, robándole tiempo al descanso, cumplen con su hora diaria de carrera. Y luego el horrísono bramar de sirenas y de las máquinas rodantes y demás artilugios  mecánicos que recuerdan a la tropa que la jornada ha comenzado, y el tajo espera. Más tarde llegarán los jefes y encargados, que necesitan más descanso, pues pensar debe agotar mucho.
Y uno no puede dejar de pensar en los versos de La vida retirada del gran Fray Luis:
Despiértenme las aves
con su cantar suave no aprendido
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
quien al arbitrio ajeno está atenido.

Entonces me meto en mi cabaña que, provista de doble acristalamiento, el único lujo que creo necesario, me protege de los decibelios prohibidos. Me sumerjo en el ordenador y continúo escribiendo hasta que la luz del mediodía siguiendo las pautas de los animales reclama mi atención y la del estomago, y doy buena cuenta de una deliciosa bandeja de frutas, a esa hora que los demás han vuelto al trabajo, o están tomando una siesta o viendo el telediario, que ha de haber gente para todo. Pero de repente me regresan del subconsciente las imágenes oníricas del sueño que me persigue desde que deje de ser corredor…
Siempre quise poseer la marca de 2h. 45’ y correr el Spartathlon de Atenas a Esparta  250 Km. en 36 horas y abrazar la estatua de Leónidas por todo premio. Nunca conseguí estas metas, pero la frustración de no haber podido participar en el Spartathlon aún me  persigue en un sueño eterno. Me pierdo por valles y barrancas sombríos y nunca llego a la meta, oigo el clamor de los espartanos en confuso vocerío alentando a quienes me adelantaron, y una y otra vez acaba ahí la ensoñación. Pero esta vez aun siguiendo sin llegar cambiaban las imágenes y llego a los arrabales de Esparta, y alguien del público me llama la atención y me señala un cartel de un griego de la época de la heroica defensa del paso de las Termópilas; desnudo y armado con una espada luchando fieramente contra los guerreros de Jerjes y al pie del cartel una frase en griego, que alguien me tradujo a esta frase lapidaria: Combatir es de hombres, vencer es de héroes y, a continuación el anuncio de un refresco. Algo así como la acertada frase de Fred Rohe: No le pidas recompensas al correr, correr es la recompensa. Creo que los dioses del Olimpo la tienen tomada conmigo y se divierten castigándome por darle más importancia al premio que a la carrera, en una época de mi temprana vida de corredor, en la que consideraba que vencer no es que fuera  importante; era lo único importante. Tenía el seso obnubilado con la continua lectura de la mitología griega y los héroes de la Ilíada y de la Odisea, algo así como le pasaba al gran Alonso de Quijano, con los libros Caballería.
Y ahora varado para los restos como una vieja barca que no volverá a navegar, no es que me haya vuelto iconoclasta, todo lo contrario, he ideado una maniobra para salvar los cien trofeos que gané en mi época de competidor y liberarlos del más que probable final de un almacén de chatarras. Consiste en despegar de las peanas del trofeo las etiquetas con los distintivos, y guardarlos en una caja de zapatos y libres de esta acreditación, los regalo a carreras especiales. Se destinan al último corredor/a, al más viejo, al que más veces ha participado, o al gusto de los patrocinadores… Los trofeos se perduran y acaban en manos de corredores, que no tienen fácil acceso a ellos. El trofeo que tenía cuando conseguí mi mejor marca en media maratón 1h. 16’ 35” allá por el cuaternario, lo posee ahora mi viejo camarada Antonio Montañana, ganado en la  Pujada a la Montieleta de Benaguasil.
Todos ganan; un corredor más tiene acceso a un trofeo, yo guardo la etiqueta original, me libro de limpiar el polvo de los siglos, y el trofeo se libra del desguace.
Suena el despertador, ahora convertido en avisador de la toma  de pastillas en hilera y yo como Lope: A mis soledades voy/ de mis soledades vengo.
Pero luego llega la noche y el jardín y los pasillos de la casa, de sombras queridas que alegraron mi vida y me retracto de la soledad y a solas vuelvo a mi habitación, solitaria y fría ausente de amor… Y, es que como a Serrat le pasaba con las musas, las mujeres ya han pasado de mi, andarán de vacaciones.
 Toni Lastra

3 comentarios:

  1. en la brumosa Langreo hay una persona que no te olvida porque se ve - mas de una vez al día - reflejada en tu espejo

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  2. Jose Luis Espinosa
    Xapo toni!gracies per continuar escriguent.

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  3. Francisco Luis Fernandez Montoro
    Toni, es extraordinario, como persona, corredor y gran escritor. Suerte tienen los que lo tiene cerca para conversar con él. Saludos a mis amigos de CORRELIANA.

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