Llega un dia que te encuentras apático, sin fuerzas en tus entrenamientos, como un juguete al que se le están acabando las pilas; pasan lo días y no mejoras incluso descansando; llevas controlado tu entrenamiento y sabes que no te has pasado, pero algo pasa. Posiblemente tengas anemia ferropénica.
Uno de los problemas que más nos preocupan a los corredores son las carencias que podamos tener en nuestra dieta. Y, entre estas posibles carencias, está la falta de hierro (anemia).
EL PROBLEMA: EL HIERRO Y LA CARRERA
Los que corremos debemos estar siempre atentos a la ingesta de hierro y las mujeres más. El ejercicio físico aumenta las necesidades de hierro entre otros minerales y vitaminas. Mientras más duro entrenes, tu cuerpo necesitara transportar más oxígeno desde tus pulmones hacia los músculos. Cuanto más oxígeno puedas proporcionar a tus músculos, mucho mejor. El hierro es aún más importante para las mujeres atletas porque pierden algo de hierro cada mes en su flujo menstrual.
La falta de hierro provoca la anemia ferropénica, y los primeros síntomas se notan más rápido en los deportistas porque son la palidez sanguínea, el cansancio y la falta de energía. Los deportistas deben hacerse controles y analíticas sanguíneas y de orina al menos una vez al año, mejor si además se hacen una prueba de esfuerzo para detectar mejoras y anomalías, pero si no es posible, la analítica sanguínea y de orina es imprescindible. Puede que tu nivel de hierro en sangre esté bajo, pero si el de ferritina es normal, no hay porque preocuparse en el caso de un corredor. Por eso lo primero que tienes que hacer es ponerte en manos de un médico deportivo o un médico de familia con conocimientos en medicina deportiva.
LA SOLUCIÓN:
Tomar alimentos ricos en hierro. El organismo asimila mejor el hierro de los alimentos de origen animal (hierro hemo) que el de los alimentos vegetales, a pesar de que hay muchos vegetales con altas cantidades de hierro. La absorción de hierro es un proceso complicado, se absorbe poco y hay muchos factores que reducen la cantidad de hierro absorbido.
Para no arriesgarnos, lo mejor es que tomes alimentos animales ricos en hierro como las carnes rojas (sin grasa), el hígado (de origen biológico), los pescados, el marisco con valvas (mejillones, berberechos, etc.) y el huevo, todo acompañado por alimentos ricos en vitamina C (zumo de limón, kiwi, pimientos, etc.) y sin olvidarte de las ricas lentejas, garbanzos, la soja, las algas, la levadura de cerveza y verduras que te aportan hierro vegetal. Si tienes tendencia a la anemia o estás en el límite, ponte en manos de tu médico para tomar un suplemento de hierro que se adecué a tus circunstancias personales. Pero ojo con automedicarte. Si tienes una de estas enfermedades: Hemocromatosis, hemosiderosis, policitemia, o otra enfermedad que implique un almacenamiento excesivo de hierro, puede ser muy peligroso la suplementación. Algunos investigadores han relacionado el exceso de hierro con el desarrollo del cáncer y diabetes. Los niveles altos de hierro también pueden aumentar el riesgo de infecciones.
Los que corremos debemos estar siempre atentos a la ingesta de hierro y las mujeres más. El ejercicio físico aumenta las necesidades de hierro entre otros minerales y vitaminas. Mientras más duro entrenes, tu cuerpo necesitara transportar más oxígeno desde tus pulmones hacia los músculos. Cuanto más oxígeno puedas proporcionar a tus músculos, mucho mejor. El hierro es aún más importante para las mujeres atletas porque pierden algo de hierro cada mes en su flujo menstrual.
La falta de hierro provoca la anemia ferropénica, y los primeros síntomas se notan más rápido en los deportistas porque son la palidez sanguínea, el cansancio y la falta de energía. Los deportistas deben hacerse controles y analíticas sanguíneas y de orina al menos una vez al año, mejor si además se hacen una prueba de esfuerzo para detectar mejoras y anomalías, pero si no es posible, la analítica sanguínea y de orina es imprescindible. Puede que tu nivel de hierro en sangre esté bajo, pero si el de ferritina es normal, no hay porque preocuparse en el caso de un corredor. Por eso lo primero que tienes que hacer es ponerte en manos de un médico deportivo o un médico de familia con conocimientos en medicina deportiva.
LA SOLUCIÓN:
Tomar alimentos ricos en hierro. El organismo asimila mejor el hierro de los alimentos de origen animal (hierro hemo) que el de los alimentos vegetales, a pesar de que hay muchos vegetales con altas cantidades de hierro. La absorción de hierro es un proceso complicado, se absorbe poco y hay muchos factores que reducen la cantidad de hierro absorbido.
Para no arriesgarnos, lo mejor es que tomes alimentos animales ricos en hierro como las carnes rojas (sin grasa), el hígado (de origen biológico), los pescados, el marisco con valvas (mejillones, berberechos, etc.) y el huevo, todo acompañado por alimentos ricos en vitamina C (zumo de limón, kiwi, pimientos, etc.) y sin olvidarte de las ricas lentejas, garbanzos, la soja, las algas, la levadura de cerveza y verduras que te aportan hierro vegetal. Si tienes tendencia a la anemia o estás en el límite, ponte en manos de tu médico para tomar un suplemento de hierro que se adecué a tus circunstancias personales. Pero ojo con automedicarte. Si tienes una de estas enfermedades: Hemocromatosis, hemosiderosis, policitemia, o otra enfermedad que implique un almacenamiento excesivo de hierro, puede ser muy peligroso la suplementación. Algunos investigadores han relacionado el exceso de hierro con el desarrollo del cáncer y diabetes. Los niveles altos de hierro también pueden aumentar el riesgo de infecciones.
Cuando estoy preparando algún maratón, aparte de mis vitaminas habituales, tomo un complemento en hierro, siempre pautado por mi médico, acompañado de zumo de naranja, en ayunas y nunca acompañado de café o leche, pues estos no favorecen la absorción del hierro. Consulta a tu medico para que te administre la pauta correcta de acuerdo a tu esfuerzo.
Desconocía que el corredor padecía este tipo de anemia en concreto
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