CRISTINA ROBERTO: "Maratón de Sevilla y Olé!!!!!

Un minuto de locura que empleé en inscribirme, trece semanas de entrenamiento y al cajón de salida en la Maratón de Sevilla 2013, de aquí a la meta me separaron cuatro horas veintiún minutos y un segundo, tiempo que pasó relativamente como una exhalación, os aseguro que no me pesó ni un minuto, no se me hizo corta pero disfruté tanto que sólo tengo buenos momentos. Iba a ir acompañada todo el tiempo por Amparo Parra, por lo que no tenía que preocuparme de nada. Antes de la salida, fotos, besos, abrazos y palabras de ánimo para todos los compañeros, pitido de salida y ¡a correr!. Oímos el bip de un garmin y Amparo me dice: “primer kilómetro”, miro mi muñeca y le contesto: “no, es el kilómetro dos”, pensé “jo, vamos bien¿ no?”. Cuando te enfrentas a una carrera vas predispuesto a una distancia determinada, yo, estaba muy concienciada de que iba a ser larga así que, entre comentarios e historietas nos presentamos en el kilómetro quince como si nada, de ahí al veintiuno le repetí mil veces a Amparo “que bien vamos” e íbamos dando las gracias a la gente que nos animaba, yo imitaba el acento andaluz y así nos reíamos un ratito, bebíamos en todos los avituallamientos y tomábamos los geles, hacia la media maratón empezó a molestarme la cintilla en la rodilla izquierda, fue la única molestia que tuve y me acompañó hasta el final. 

Del kilómetro veintiuno al treinta hablábamos menos y seguíamos manteniendo un ritmo muy cómodo, sabíamos que a partir del treinta se nos unirían Nuria Fabuel y Javier Pons, lo que nos animaba mucho, cuando Nuri vino hacia nosotras para ponerse a correr en el grupo me emocioné, me subió una cosita....llevaba muchos kilómetros contenta pero a partir de aquí la euforia me desbordó, el presi nos hacía mil fotos, no parábamos de hablar de todos los compañeros que ya habían pasado, empezamos a pasar por todo el centro de la ciudad que estaba llenísima de gente que se volcaba cuando Nuri y Javier les animaban a aplaudirnos y en esos momentos todo era magia para mí, habíamos subido el ritmo y nos salió la última parte fenomenal, yo seguía muy eufórica y pasábamos a un montón de gente, Nuri y Javier nos cuidaban y nos animaban muchísimo, Javier me dijo que íbamos a llegar en perfectas condiciones y yo también lo sentía así, sentía que me encontraba muy bien, que podía correr cómoda, las fuerzas no me faltaron nunca. Hacia el kilómetro cuarenta empecé a notar escalofríos y me preocupe un poco, pero el presi, Amparo y Nuri estaban conmigo, no pasaba nada. Era la recta final y ahí estaba esperándome el tete, que tanto ha confiado en mí y tanto me ha ayudado para que pudiera entrenar, los últimos dos kilómetros fueron los únicos en los que sentí un poco el cansancio, Nacho nos contaba cómo les había ido a todos y nos animaba y entonces......se abría la puerta al estadio de la cartuja, los pelos de punta, ¡qué emoción!, una vueltecita y todos los Correliana gritándonos y animándonos y sí, entramos en meta Amparo, Nuri, Javier y yo juntitos de la mano. 

El adjetivo que yo me adjudico en esta carrera es eufórica, la euforia se apoderó de mí y así llegué a meta, y en cada recuerdo a cualquier kilómetro de los que pasé me vuelve esa sensación. Correr una maratón no es fácil, pero con ganas, ilusión, un buen entrenamiento, un ritmo cómodo y una excelente compañía yo he conseguido acabar con buenísimas sensaciones y disfrutar como no esperaba.

Quiero agradecer a mucha gente que mi experiencia haya sido perfecta, así la siento, gracias a todos y cada uno de los compañeros del viaje, por sus consejos y apoyo, mención a Magdalena; a mi tete especialmente; a Javier, por su dedicación a todos nosotros; a Amparo, por todos los entrenamientos y por haber compartido con ella ese gran final de fiesta que son los 42,195 kilómetros más especiales de mi vida; a Miguel, por ayudarme; a Nuri, por apoyarme; y, a todos los que me queréis y os reís y compartís la carrera a pie y la vida conmigo. Gracias.

Cristina Roberto