Son las 6 horas del sábado día 26 de abril, suena la
alarma del teléfono en la habitación de una humilde casa situada en término
municipal de la Pobla de Vallbona, el propietario del aparato de
telecomunicaciones (¡¡¡ese soy yo¡¡¡) estira su mano para intentar coger el
dispositivo que ha interrumpido su dulce sueño, en un acto reflejo fruto de la
desesperación lo lanza contra la pared, con una fuerza tal que el mismo se hace
añicos incluso antes de tocarla, misteriosamente la alarma sigue sonando,
momento en el cual abro los ojos, sigo sin ver nada, me pongo las gafas, mucho
mejor y para mi sorpresa observo como yace en el suelo el iBook que mi amada
esposa me regaló para Navidad, apago el despertador y me dispongo a decirle a
mi mujer “Tranquila ya me hago yo el desayuno”.
Supongo que España es el único país donde a una persona
que quiere completar cuatro “Voltas al terme de Fondeguilla” seguidas, o sea 138
km y 10.000 metros de desnivel positivo, en menos de 24 horas se le permite obtener
los permisos reglamentarios para organizar una maratón de montaña, por Dios, es
como dejar a un ludópata en Las Vegas con 5000 euros en efectivo y esperar que
no se los gaste.
Durante toda la carrera me estuve acordando de la gran
presentación de la prueba que tuvo lugar la semana pasada en Corremón, “Dos
bajadas feas” “Comer y beber” “Sólo una
pequeña zona técnica” “No te preocupes si tienes un problema te bajan al pueblo
y el médico te estabiliza”… por qué no me quedé en el castillo hinchable que
montaron en el pueblo, por queeeeeé???
Con lo feliz que era yo de pequeño corriendo sin dorsal
por El Cairo (mi padre trabajó de aparejador en la construcción de las
pirámide), unos años más tarde recuerdo lo bien que me lo pasaba haciendo los
largos con Filipides, hasta que se tuvo que ir a la Batalla de Maratón o
incluso lo feliz que fui siendo el esclavo sexual de miles de patricias en la
ciudad de Roma, a veces me pregunto cómo nunca me enamoré en esta época pero
supongo que es cierto el dicho “Ojos que no ven, corazón que no siente”, en la
Edad Media no lo pasé muy bien, de hecho prefiero no recordarlo, más tarde fui
bufón en la corte de Luis XVIII (ese tío era un Sol), después de una larga
temporada en Francia, aprovechando que el hermano de Napoleón se iba para
España, me fui con él y estuve en Madrid bastantes años, justo cuando ya iba a
subir al primer equipo, el Real Madrid fichó a Anelka y me mandaron a la playa,
concretamente a la Avda. del Puerto en Valencia y finalmente acabé en
Correliana, pero bueno volvamos a la carrera.
En el viaje todo el mundo va muy concentrado (alguno
hasta ronca), yo sólo puedo dormir en las rectas (es lo malo de ser el
conductor), voy haciendo números “Entre los que no se presentan en la salida,
los que se encuentran indispuestos durante la misma y los que se pierden, creo
que hoy puedo estar entre los 300 primeros, en la pomada, como se suele decir”
Para analizar la carrera la he dividido en dos partes muy
bien diferenciadas, una primera parte en la que mis pulsaciones no pasaron de
120, es decir hasta que sonó el despertador esa mañana y segunda parte todo lo
demás.
En esta ocasión me tocó un dorsal capicúa (dorsal 191), me hizo muy feliz debido a que yo me
considero un corredor capicúa, debido a que suelo hacer los mismos tiempos
cuando corro de frente que cuando lo hago de espaldas.
En el cajón de salida ya se respira un ambiente de esos
que tienen las carreras importantes, todos nos saludamos como si no nos hubiéramos
visto en diez años, yo incluso saludé a uno que había venido a la carrera en mi
coche, increíble. Todo el mundo se empeñaba en llamarme Nuria Picas, no
entiendo muy bien el porqué (yo los sábados soy Timothy Olson).
Quiero hacer especial mención a la organización de esta
carrera y al pueblo entero de Alcudia de Veo, cuando alguien se vuelca al 120 %
en una cosa, hay que saber agradecerlo, muchas gracias a todos (a excepción de
Alejandro Galindo, a ese tío lo tengo atravesado, pero tranquilo se me pasará
cuando deje de tener agujetas).
A las 8 en punto dan la salida y comenzamos un falso
llano de unos 10 km en el que atravesamos la primera subida a Espadán y La
Rápita; como el que no quiere la cosa ya nos hemos quitado más de 1000 metros
positivos.
Dejándonos caer llegamos a Suera mitad de carrera, en el
avituallamiento vemos caras conocidas de esas que te alegras de ver, incluso el
Excelentisimo Señor Xavi Runner del club Nunca Pares (pero en inglés) nos echa
unas fotitos; aprovechamos para comer y empezamos la subida a Los Órganos, a
mitad de subida empiezo a encontrarme mal (la misma historia de siempre, si
como en carrera me sienta mal y si no como me quedo vacío), a duras penas
llegamos al avituallamiento que ha montado Corremón (mi tienda de
abastecimiento) en el km 30, Rubén me dice que ya me han llegado mis zapatillas
(aprovecho para encargarle un estomago nuevo).
Por fin llego al pueblo de Ain, justo en la plaza del
pueblo se encuentra Kike Moret y al ver mi camiseta le cuenta a todo el mundo
micro en mano que el día 29 de junio tenemos la carrera contra el cáncer, sólo
por esto ha valido la pena correr la maratón (si estás leyendo esto y no estás
inscrito ¡¡¡no sé a que esperas!!!)
Ain, punto clave de la carrera, (son las puertas del infierno), es el punto sin retorno, Alcudia está al lado por carretera y a años luz por monte, mucha gente piensa en retirarse en este punto, yo como siempre, siendo presa de mi coeficiente intelectual decido seguir y empezar la entrañable subida a Peña Pastor con su precioso 40% de desnivel (para el que nunca haya estado en una zona con el 40%, esto quiere decir que si no has cerrado bien el tapón de la parte de arriba de la Camelback, el agua se te sale), se puede decir que conozco todos los sitios donde te puedes sentar de una forma más o menos cómoda en Peña Pastor. En medio de la subida me encuentro a Marta del club “mai et detingues” (en inglés), un sitio así sólo para animar únicamente podría elegirlo una persona que viene de hacer podio en el Ultra Trail de Madeira; me dijo que me quedaban veinte minutos para terminar la subida, inicio la marcha descojonándome ¡veinte minutos dice!
El estar hasta los huevos, me hizo recordar cuando en el
año 2007 me fui a Chamonix (Francia) (siento no haber pasado a visitar a la
familia de Luis XVIII, por si leen esto), menos mal que por aquel entonces no
escribía crónicas… os cuento: una mañana me levanté con un testículo inflamado (un
huevo o cojón para los de la LOGSE), mis compañeros de aventura que tenían extensos
conocimientos de medicina rápidamente me aconsejaron “¿Por qué no te masturbas
a ver si se deshincha?” a lo que contesté “Ya lo he pensado, pero me duele
demasiado”, al final tuvimos que ir al ambulatorio del pueblo, estaba cerrado,
llamamos a un timbre y se asoman dos enfermeras por una ventana del primer piso
y ahí estábamos nosotros, tres españoles sin saber francés intentándoles
explicar a dos tías que acabábamos de conocer que a mí se me había inflamado un
huevo (para que os hagáis una idea tenia un tamaño entre el de gallina de
corral y el de avestruz), todavía no logro entender por qué no nos abrieron la
puerta y nos mandarnos al hospital más próximo. Al final, no me preguntéis cómo,
terminé en una camilla con un médico y un enfermero que hacía a su vez de
traductor, manteniendo una conversación que nunca olvidaré, trascribo:
MÉDICO:
&%&$$·%&&//………UOI???
ENFERMERO: Médico decir
prueba próstata, dedo en culo.
YO: No traduzca esto por
favor señor enfermero, mecagüen la madre que me parió quién cojones me mandaría
a mi venir a Francia…¿Puedo morder una almohada?
Desde entonces intento no retirarme nunca de una carrera
para que no me lleven a ver al médico.
Por cierto, como sé que os he dejado preocupados, el
enfermero francés que dijo que tenía la próstata y el corazón muy bien,
imaginaros hasta donde me metió el dedo.
Si vais alguna vez por esa zona fijaros y veréis que hay
una placa en los Alpes que dice “Aquí estuvo el español con los huevos más
grandes del mundo” y uno de mis amigos puso al lado el muy cabrón “Y las
gafas”.
Bueno volvamos a donde lo habíamos dejado, por fin
llegamos a la bajada técnica previa a la subida a Espadán y luego al
avituallamiento, caminando a duras penas hacia mi segunda subida del día al
pico, veo un helicóptero justo encima de mi , le hago señas para decirle que me
quiero retirar pero cuando fijo mejor la mirada me doy cuenta de que es un
buitre (el hijo puta lleva un rato volando en círculo sobre mi cabeza), quedándome
inconsciente como mínimo tres veces durante la subida (menos mal que tengo el
auto-pause puesto en el Garmin) llego al pico, la verdad es que los 36 km de
bajada desde el pico hasta la carretera se me pasaron volando (bueno igual
fueron 2,5 km pero a mi me parecieron unos pocos más).
Para finalizar, que bonita la calzada romana para entrar
al pueblo, que detalle de la organización nunca la olvidaré, ¡¡¡gracias!!!
Nueve horas y pico más tarde cruzo la línea de meta,
desde que me caí de aquel barco en alta mar y estuve seis horas a la deriva
rodeado de tiburones, no me lo pasaba tan bien.
P.D: Dar la enhorabuena a
todos los compañeros del club que compartimos esta aventura Pepe, López, Javi,
Jordi y Luis.
Y una mención especial a
una persona que tiene toda la culpa de que yo me meta en estos berenjenales,
Gustavo Iglesias del club Never Stop Running (Nunca pares de correr/ mai et
detingues…)
Próxima y última parada la CSP 118 Kilómetros, sábado 17
de mayo 2014 ¡¡¡Aixo ho pague jo!!!
JUAN CARLOS RAMOS, Socio CorrEliana nº 159
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