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martes, 7 de diciembre de 2010

LESIONES DEL CORREDOR - ROTURA FIBRILAR

A diferencia de otros deportes de contacto (fútbol, baloncesto, etc.), las lesiones propias de los corredores no suelen ser graves. Se limitan a contracturas y sobrecargas. Otro aspecto sería las lesiones  degenerativas de desgaste articular, producido por el paso de los años y el machaque continuo de nuestras articulaciones. Ahora bien, cuando las contracturas y sobrecargas no se cuidan pueden acabar en problemas tendinosos y en roturas musculares.

La rotura fibrilar es una lesión no muy grave en la que se afectan las fibras que forman el vientre muscular. La gravedad de la lesión dependerá del numero de fibras afectadas, pudiendo llegar a la rotura total del músculo. Este tipo de lesión se puede producir por una contusión o durante un esfuerzo muscular explosivo en un periodo corto de tiempo (distracción). Durante una carrera es difícil provocar una rotura por contusión, pero sí que se puede producir por distracción, debido a una fuerza intrínseca que el corredor genera en sus propios músculos. Los factores más importantes que contribuyen a una rotura muscular son:

*Mala preparación muscular (entrenamiento deficiente o mal calentamiento).
*Músculo débil debido a antiguas lesiones mal recuperadas.
*Músculo sobrecargado o fatigado.
*Músculos tensos (no permiten amplitud total del movimiento).
*Músculos fríos debido a la temperatura (son menos contráctiles).

Normalmente las roturas fibrilares ocurren cuando la demanda sobre un músculo excede su fuerza innata, por ejemplo en paradas bruscas, en deceleraciones, aceleraciones rápidas o la combinación de deceleración y aceleración al girar, saltar etc...

Cuando la rotura no supera el 5% de las fibras musculares, no existe una gran perdida de fuerza o limitación del movimiento, pero si que habrá un dolor alrededor del área de lesión con cierto mal estar. Con un desgarro mayor del 5% de las fibras, aumenta bastante el dolor al intentar contraer el músculo. Con la rotura total existe impotencia funcional.

Lo síntomas cuando se produce una rotura de fibras es un dolor punzante e intenso, el llamado signo de pedrada. A continuación aparecerá dolor a la contracción y a la palpación, inflamación y hematoma, dependiendo de la gravedad de la rotura. Lo primero ante estos síntomas es parar la actividad, por poca gravedad que pensemos que tenga la lesión, sino podemos agravarla aún más.
Cuando la rotura es grave se suele oír un chasquido característico de rotura muscular. Si palpamos la zona afectada, muchas veces se percibe un defecto en el músculo (rotura parcial). En el músculo totalmente roto se ve la lesión en todo el vientre muscular y normalmente se produce una "agrupación" formando una masa muscular dura y visible. En la mayoría de los casos suele percibirse un hematoma como consecuencia de la hemorragia interna muscular.

Una rotura fibrilar suele tardar unas tres semanas en curarse siempre y cuando la zona afectada no haga sobre esfuerzos. Cuando la rotura es muy grave es necesaria la intervención quirúrgica. Siempre que suframos algún tipo de rotura fibrilar, debemos ser evaluados lo antes posible por un médico para diagnosticar la gravedad de la lesión y llevar a cabo el tratamiento oportuno.

Rotura parcial: sólo se rompe una parte del tendón, y en muchos casos el afectado no se da cuenta de la rotura si no que cree que sufre una inflamación. El corredor suele notar un dolor de inicio súbito en la realización de un movimiento determinado. Con la actividad física el dolor aumenta en el área lesionada y al movilizar contra resistencia las articulaciones adyacentes. Se puede producir una tumefacción con hematoma.

Rotura total: este tipo de rotura se produce normalmente si el tendón ya esta dañado o sufre algún tipo de degeneración. Normalmente se nota un chasquido seguido de dolor intenso, es imposible el movimiento activo y se produce un a equimosis y tumefacción debidas a la hemorragia.

La rotura parcial hay que tratarla inmediatamente con hielo, vendaje compresivo, elevación del miembro afectado y reposo. Ver metodo RICE. Consultar lo antes posible con un médico para confirmar el diagnóstico y pautar un tratamiento adecuado. La rotura total necesita intervención quirúrgica. Es muy importante el tratamiento de recuperación para poder volver a la actividad física sin problemas.

Cualquier tipo de rotura fibrilar, muscular o tendinosa puede desencadenar, si su tratamiento y recuperación sufren complicaciones o no son correctos, en lesiones crónicas (cicatrices fibrosas, miositis osificante, etc...) que pueden llegar a ser un serio obstáculo para la actividad física.

Después de sufrir una rotura fibrilar, cuando volvemos a nuestra actividad deportiva, tendremos que acostumbrarnos a estirar de forma sistemática el musculo afectado. La zona de la cicatriz de la herida siempre será menos elastica.

Cuando he tenido una lesión de este tipo, para no perder la forma he recurrido a la piscina. Entrenar en el agua es perfecto por la ingravidez. El aquarunning o running-pool es la alternativa perfecta, para seguir entrenando muscular y aerobicamente

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