Parece mentira, pero ya hace más
de un año que me apunté a Correliana. Exactamente hacia finales de 2011, con un
Xavier Pons todavía convaleciente de lo suyo, pero que me atendió fabulosamente
bien, dándome toda la información necesaria para apuntarme al club y
convencerme a ello. Aunque más bien fui yo quién dio con el equipo y no al
revés, Xavi puso el resto para que yo me acabara de animar, con su propuesta de
equipo emergente, joven y popular. Hasta la fecha yo había corrido sólo
individualmente, tanto entrenando como a nivel de carreras populares, y además
la oferta atlética de Liria era por aquel entonces más bien pobre y estaba mal
asentada. Así pues, después de unas búsquedas por internet sobre clubes, decidí
llamarle y aquí acabé.
Eso sí, en una de mis
conversaciones con él, surgió el tema del entrenamiento, y bien me acuerdo de
mis palabras cuando le dije: << Yo
quiero caña>>. Así, tras las primeras tomas de contacto, Xavi se
ofreció a monitorizarme algunos entrenes y, aunque ahora ya los llevo solo,
supusieron para mí un gran cambio y aliciente para mejorar el correr y mi forma
física. Hasta entonces, no me consideraba un corredor al uso, aunque tuviera
algunas cualidades aparentes. Antes para nada me medía los tiempos, entrenaba
de forma irregular, no cuidaba los horarios, no elegía bien las carreras, etc.
En otras palabras era un corredor más bien errático.

El punto de inflexión lo situaría
en la retirada del maratón de Barcelona 2012. Aunque allí ya llegué obteniendo
buenas marcas, desde entonces sólo he hecho que mejorar. Eso sí, siempre a la
sombra primero del Club, con todos sus componentes a la cabeza, y seguido de la
performance tan espectacular que siempre ofrece mi hermano Carlos, así por no
hablar de Ricardo Ibáñez, los hermanos Pedro y Juan García Revaliente, Jorge Carrión, Nacho
Pérez, Javi Galindo, Miguel Soria y, por supuesto, Juan Salvador Soler
“El Catedràtic”, con el que mantengo una tácita pero sana competición en cuanto
a marcas en las carreras.
Y venidos al caso, fue el pasado
miércoles 1 de mayo cuando tomé conciencia de lo agradecido que puede resultar
haber recorrido un largo camino de esfuerzo. Aunque se note en apariencia
(mejores marcas y ritmos), la satisfacción sólo es propiedad y disfrute de
aquél que la experimenta. Sentir que eres capaz de superarte a ti mismo, la
verdad, no tiene ningún precio.
En el XIII Gran Fondo de La Pobla
empecé con algo de incertidumbre, si soy sincero. Por culpa de la resaca
alemana del Madrid (lo siento el año que viene será), los del bar de debajo de
mi casa poco me dejaron dormir la noche anterior. Pero no pasa nada, un buen
lavado de cara y unos estiramientos en plan militar me pusieron en su sitio.
Llegué pronto y desayuné ligero, además de con dátiles (truco que aprendí de
Ricardo y se lo agradezco), dentro de nada ya me pondría a calentar. Quería
entrar poco a poco en la carrera, mantener un perfil conservador los primeros
10 y luego tirar. Eso sí, siempre con las miras a que fuera más un
entrenamiento y no ponerme al límite, aunque el resultado fuese, en realidad, mucho mejor de lo esperado.
Pistoletazo y salida. La gente
como siempre en tropel, 250 corredores por delante de los cuales 230 ya los
tendría más que superados antes de los 2 km. No pasa nada, yo a lo mío. Primer
kilómetro visto, rápido pero sin agobio: menos de 4 minutos. Los sucesivos,
supe mantener la alerta de los 4 y saber manejar con cabeza el acelerador. La
falta de presión ayudaba, no tenía ninguna referencia que seguir o mantener a
raya, no estaban Salva, ni Nacho, Ni J. Galindo. Llegando a los 10 ya me las
prometí conmigo mismo: 39 minutos y 15 segundos. Perfecto, lo que quería se
estaba cumpliendo. “Esta va a ser bona
xiquet, hoy lo puedes petar”. A partir de entonces, me acomodé en un grupo
con dos corredores más, uno por delante y el otro detrás. Ahora en serio, los
últimos 6 sí que apreté la verdad. PERO LO MEJOR DE TODO ES QUE ME SENTÍ
SOBRADÍSIMO. Fuerte de piernas, con energías y con la solvencia aeróbica de la
que carecía hace un año. También agradeciéndome el haber perdido casi 5 kilos
en todo este tiempo. El caso, tras la rampa de Rascanya, último escollo
difícil, pude darme el lujo de irme hasta los 3:30-3:40 en los últimos 2 kms. Y
así hasta el final donde, con el brazo levantado, marco 1 hora 1 minuto 33 segundos,
batiendo mis mejores 15K y mis mejores 16K hasta la fecha y, sobretodo, los más
de 7 minutos en que bajé mi marca en la misma prueba del año pasado. Muy
contento. Considero excelente el 4º puesto senior y el 16º en la general de 311
corredores. Y sobretodo las buenísimas sensaciones en una carrera terminada a un ritmo medio menor a 4
minutos por kilómetro.
Gracias Correliana.
Próximo reto: siempre a menos de
4 y seguir progesando
JOSÉ LUIS CASTILLO (Socio corrEliana nº 89)
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