LA COLUMNA DE TONI LASTRA CAP.XXXIII
JORGE PÉREZ GARCÍA
“El
Perdigones”
Una vez instaurado el maratón, que
ya había celebrado su quinta convocatoria, comenzaron a madurar en la tribu de
corredores nuevos desafíos para comprobar su fisiología. Necesitaban nuevas sensaciones;
el maratón había perdido su halito heróico, se había aburguesado y ya no era
motivo de admiración.
Nuevas carreras de mayor kilometraje, carreras de montaña,
carreras por etapas en lugares inaccesibles, buscando más la aventura y el
carácter expedicionario.
Correcaminos recogió el guante que
lanzaban estos corredores extremos y casi por casualidad en una masía de
Paiporta, donde nos reunimos un buen grupo de expertos maratonianos, celebrando
cualquier cosa, en torno a una paella de col y bacalao.
En los postres llevados por los efluvios de la mistela y el
café cremat, alguien nos habló de la novela de Tom McNabb,
La carrera de Flanagan, que narraba la historia de una travesía a
los Estados Unidos, dicen que verídica, desde la costa oeste a la este a pie naturalmente, corrida por los
mejores fondistas de la época. La novela era sugestiva pero parecía haber más
interés en la paella y despachadas las botellas de mistela, le siguieron toda
una colección de licores estomacales, que rematamos con un capazo de fresas que
aliviamos de una huerta cercana.
La pantagruélica comida nos dejó
sumidos en un dulce sopor y lo que iba a ser una cabezadita, acabó en una
pesada siesta de dos horas…
Como surgiendo de una ensoñación,
alguien del grupo con voz somnolienta dijo: ¿Y por qué no hacemos nosotros esa
carrera? Al atardecer aquellos visionarios ya tenían un proyecto: La carrera de
la resistencia; el Macrofondo o la Transmanchega 147 Kms. Valencia - Fuentealbilla…
lo demás es ya historia pero vayamos al personaje de esta columna.
Perdonen el largo preámbulo,
necesario para comprender el eterno esfuerzo de estos hombres, como el
protagonista de hoy, que alcanzaron la felicidad a través del esfuerzo, el
dolor y la soledad de los caminos.
Jorge Pérez García: “El Perdigones”
Era y es un personaje singular;
amable y solidario en cuantos proyectos se embarcaban los del Grupo Salvaje.
Deseoso Jorge, recién llegado al club de poder integrarse en aquella jauría de
lobos esteparios se apuntaba el primero, aunque falto de forma, para compartir
preparación, provocando en él lesiones y abandonos.
No tardaron los malignos apodadores en otorgarle el de “El
perdigones” término similar en la jerga del Grupo Salvaje al más conocido de la
“pájara”.
No tardó a base de sacrificios en ir
adaptándose y pasó a ser habitual en carreras como La Transcalderona, los
macrofondos… cuanto más duras mejor.
Desde aquellos años, ni me acuerdo
cuantos, en que le ofrecí escribirle una columna, que llevaba sin cumplir lo
prometido, y ni me acordaba ya de ella. Pero una casualidad me precipitó a
enmendar mi error; estaba arreglando mi jardín en el Camp de Túria, cuando una
voz angustiada gritaba desde la calle ¡Toni, Toni Lastra!...
Alarmado corrí hacia la puerta. ¡Qué conmovedora escena! agarrado
a los barrotes de la puerta, un hombre con ensangrentada la cara, brazos, y
rodillas y empapadas de sangre sus ropas de corredor me espetó: Soy Jorge, “El
perdigones”, me he caído en una cuesta abajo ahí en La Vallesa, me ha curado de
urgencia un labrador al final de la urbanización y he aprovechado para pasar a
verte. No quiso atender mis ruegos de que lo lleváramos a su casa o que pasara
a ducharse. Alegando que tenía que volver pronto. Sangrando como un buey se
marchó cuesta abajo a cubrir los seis kilómetros de regreso y con voz cavernosa
y una mueca que pretendía ser una sonrisa, me dijo: “pero ya que estoy aquí te
recuerdo que me debes una columna desde hace once años”.
Avergonzado
me puse de inmediato ha redactarla.
Jorge Pérez García; ciudadano corredor
Jorge es valenciano, del popular
barrio de Ruzafa, tiene 55 años, nació el último día del signo de Acuario del
zodiaco en 1958. Está divorciado y jubilado y vive solo en un chalet del
Plantío en La Cañada. Durante muchos años fue el Jefe de Compras de La Feria
Muestrario Internacional, empedernido lector de revistas y de la prensa diaria,
está informado de la política, presto siempre a debatir sobre cualquier tema.
Pesa ahora quince kilos más que en
sus mejores tiempos. Estaba recuperándose de una lesión cuando sufrió la caída,
pero sigue corriendo. Es un personaje más del relicto Macrofondo, de los que
dice haber corrido unos diecisiete y veintiseis maratones, el mejor con una
marca de 3 horas 23 minutos.
Dice que el momento más emocionante
de su vida fue cuando completó su primer maratón, desde el puente de El Real
hasta la Meta en La Alameda. Le pareció que el mundo se detenía y él era como
un personaje de la mitología griega o como el protagonista de la novela de Alan
Sillitoe “La soledad del corredor de fondo”, el primer hombre sobre la Tierra.
Tal es su pasión por la carrera, que en su tarjeta de visita, en lugar de
figurar cualquier título profesional o académico pone: Jorge Pérez García.
Corredor de Marathon. Pienso que el regreso a su casa ensangrentado, le hizo
creer que era uno de los defensores de El Paso de las Termópilas contra la
invasión de los persas.
He de añadir que siempre que lo
necesité dispuse de su rutilante coche de montaña, un Porsche Cayenne, y que
escribir esta columna me ha liberado de una pesada carga de conciencia por no
haber cumplido mi palabra.
Gracias y perdona que fuera yo quien
te apodó “El Perdigones”.
Toni Lastra
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